Nada más violento que el asesinato, trasgredir la vida robarse un momento, ser duelo de el último soplo de alguien… nada tan común como el asesinato de una mujer, el feminicidio es el abismo que se ve disminuido por lo cotidiano, por las sociedades y legados culturales, donde impera la ley del más fuerte. Sobre ese error se plantea un acto de violencia que puede llegar a arrebatar la vida de alguna mujer, accidente, consecuencia o gusto, todos van ligados partir de la patología del poder, de el estatus de miedo que puede ejercer el ir acorralando y sometiendo lentamente a alguien, no solo es violencia los golpes, también están los insultos o la opresión mental, todo puede conducir directamente a la muerte.
A través de esta serie de fotos quiero sostener la postura del miedo y la violencia hacia la mujer, en un intento de mostrar que trasgredir una vida puede ser una forma de amor, que no sólo es un acto de violación física o moral si no un síndrome de impotencia ante las pasiones humanas más primitivas, en todo caso el deseo de muerte está estrechamente ligado al instinto de supervivencia.